25 SOBRE MÍ
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Posted:May 10, 2017 5:36 am
Last Updated:May 10, 2017 5:36 am
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- Me gusta recordar. No olvido. No guardo rencor.
- He perdido muchas cosas en mi vida. He encontrado otras.
- No he renunciado todavía a mis sueños, ni aprendido que los sueños, sueños .
- No negocio con mi tiempo. Es mi libertad.
- Me sigo haciendo un lío con las cosas prácticas y cotidianas de la vida, pero creo que he saboreado intensamente las profundas.
- Aspiro a la alegría.
- Sé que no presto a mis amigos la atención que merecen. Pero si de algo me siento orgulloso es de ellos.
- Lo más hermoso del teatro es que se esfuma al instante. Y sólo perdura en la memoria.
- Me han aplaudido muchas veces. Confieso que todavía no sé qué hacer en esos momentos.
- No me da miedo la soledad.
- Me encanta comer y cocinar. Sobretodo para invitar a mi gente a comer a mi casa.
- Me relaja fregar platos. Odio planchar.
- He aprendido muchas cosas en los libros. Las otras equivocándome.
- No tengo pudor, ni sentido del ridículo, no hay nada más ridículo que el ridículo.
- Me encanta dar clases. En el fondo no es enseñar cosas, sino alentar y permitir que ocurran cosas.
- Me encanta el jazz. Es la libertad absoluta, el viaje… el momento… la poesía dentro de la fugacidad.
- Me encantan los cantantes-poetas de voz grave y destrozada: Leonard Cohen, Tom Waits, Paolo Conte…
- Me encanta escribir. Pero no tengo la paciencia suficiente, ni el oficio… Todavía…
- Sería feliz si me pagaran por ir a las casas de la gente y leerles en voz alta. Buena literatura, eso sí.
- He llorado muchísimas veces. Es sano. Te quedas limpio por dentro. Como con la risa.
- Sé escuchar. La gente me cuenta sus secretos. Saben que no les juzgo.
- Vivir conmigo aún se me hace tremendamente difícil, no sé si algún día cambiará…
- El humor y la sonrisa la mejor opción cada mañana.
- En el fondo mi pereza es miedo.
- Antes de salir al escenario, siempre miro a mis compañeros al fondo de su mirada, porque nada tiene sentido sin ellos, sin ese contacto.
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PASASTE
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Posted:May 7, 2017 3:28 pm
Last Updated:May 10, 2017 5:05 am
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Pasaste
en bicicleta,
despeinada,
alegre,
diría que hasta algo loca.
Y al instante
pensé en primavera.
Como si de pronto,
después de la lluvia,
saliera fugaz el sol
y rabioso,
instaurando de repente
su paréntesis de calor
y palomas.
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CONTINENTAL
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Posted:Feb 6, 2013 5:01 pm
Last Updated:May 8, 2024 8:18 pm
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A J. M. Farràs y P. Delphinich
Brillan los metales
a través del humo del tabaco
y el sudor de cerveza y mojitos
es un maná casi afrodisíaco.
Los ceniceros llenos hablan
de terribles renuncias,
de sueños atravesados
por el desgaste del tiempo,
como las mariposas que de niños
ensartamos en papel maché.
Pero vuestro ritmo
atraca en el cerebro y lo llena de pureza,
de algo parecido a la libertad
que sopláis y respiráis atacando Continental.
La libertad y la posibilidad,
la fuga, la amistad, todas esas cosas
que sólo de vez en cuando degustamos.
La trompeta, enérgica,
se desmadra punzante y llena,
abierta al dolor y al placer del dolor,
rompiendo la lógica esperada
y sublevando la sangre en las venas.
Farràs es un joven de postguerra
cuando toca; alto, digno, estatuario,
la armonía del universo en los pistones
y la felicidad en la mirada.
Es jazz. Es más que jazz.
Es sostener la vida
todavía unos acordes más
para apoyar y alentar el solo de Delphinich,
- elegante y duro como un viejo maestro-
que arranca al saxo los mundos que sueña
con rabia, con seda,
con la precisión de un cirujano del alma,
con la sabiduría de un encantador de serpientes,
con instinto cazador.
Es free. Es más que free.
Es toda una vida
saliendo por los vientos,
improvisando el momento justo,
la nota perfecta,
la escurridiza percepción de la belleza.
El amor, la amistad, la noche,
la dignidad, la libertad,
el dolor, la pérdida, la alegría,
todos los grandes temas.
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IMPRESIONES DE VERANO IV
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Posted:Apr 21, 2010 3:40 pm
Last Updated:May 15, 2017 6:49 am
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Otro de los placeres con que puedes ocupar las tardes que pasas solo en una playa que no es gran cosa, es la lectura. Yo recomiendo para leer en la playa una mala novela, (ésta que ahora abro es infame!). Para disfrutar de una buena novela se requieren el momento y el espacio adecuados, y como a mí no me gusta leer en la playa… Todavía hoy en día, si me encuentro con un Camilleri nuevecito en alguna librería, lo compro como quién compra una dosis, me encierro en casa, desconecto todo, y lo devoro de una sentada. A mis novias, (cuando las tenía) les mentía: “hoy no voy a poder quedar, lo siento, me ha salido mucho trabajo”. (Espero que me perdonen). Les podría haber dicho la verdad, es cierto, pero no es lo mismo. Si al placer de la lectura le sumas el placer del secreto es la hostia, como si al sexo le sumas el placer de la infidelidad…
Mi primer viaje se inició a los diez años. Tenía fiebre, deliraba un poco, tiritaba, me tapaba con una manta y abrí una novela que me habían regalado mis hermanos. En ella, un chaval, tiritando de frío en un desván y también tapado con una manta, abría al mismo tiempo que yo otra novela. Y aquella novela que él abrió nos absorbió a los dos. No tuve otra sensación tan chocante y que rompiera tanto mis límites hasta mi primera noche de amor!
Durante mi adolescencia recorrí la Tierra Media, (ya sabéis que es un largo viaje)…
A los dieciocho recalé en Praga y fui Tomás y también Teresa. Era primavera, éramos jóvenes, leves y brillantes, y creímos por unos días que podríamos vencer a los tanques a base de entusiasmo. Después, en la soledad destartalada de mi primer piso de soltero, me uní a cada uno de los treinta y dos pronunciamientos liberales del coronel Aureliano Buendía. Los perdimos todos. Pero por entonces nos importaba poco perder o ganar.
He ascendido los ríos Congo y Xurandó, acosado por la malaria y la fiebre amarilla. He cruzado varias veces el Sahara y llegado hasta Samarcanda, en busca de un manuscrito. He deambulado por París buscando, en el fondo, algo oculto de mí mismo. Me han encerrado en manicomios de Moscú, camuflado en los bajos de un coche que atravesaba el muro de Berlín, seguido en Bangkok y disparado en las alcantarillas de Viena.
Regenté un burdel en Panamá y otro aéreo y militar en Iquitos. Volví a la infancia en Newark, New Jersey, y de la mano de Zuckermann descubrí los múltiples caminos del deseo. Sí, lo confieso… me travestí en Alejandría…
¡Y me he enamorado tantas veces! Fui iniciado por la tía Julia, seducido por Lolita, engañado en múltiples ocasiones por Mesalina y abandonado por la hermana de Bashur… Recibí el consuelo de Margarita, pero amé carnalmente a Glauca. A Illona había que compartirla, la Maga era inconsolable y la Niña Mala imposible de tratar y de olvidar… a todas las quise… Ahora mi corazón pertenece a Livia… a pesar de las peleas…
Cae la tarde y esta playa que no es gran cosa parece desierta… pero yo sé que está llena de fantasmas…
Bibliografía: “La historia interminable”- Ende; “El señor de los anillos” -Tolkien; “La insoportable levedad del ser”- Kundera; cualquiera de Andrea Camilleri, de Philip Roth y de Álvaro Mutis; “Cien años de soledad” - Márquez; “Lolita” -Nabokov; “El Maestro y Margarita”- Bulgákov; “La tía Julia y el escribidor”, “Pantaleón y las visitadoras”, “Travesuras de la Niña Mala”- Vargas- Llosa; “El corazón de las tinieblas”- Conrad; “Rayuela” -Cortázar; “La vieja Sirena” -Sampedro; “Claudio el Dios”- Graves; “León el Africano”, “Samarcanda”- Maloouf; “La gente de Smiley”- Le Carré; “El tercer hombre” - Greene; “Los pájaros de Bangkok” - Vázquez Montalbán.
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IMPRESIONES DE VERANO III
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Posted:Mar 29, 2010 6:39 pm
Last Updated:May 7, 2017 3:49 pm
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Contra todo pronóstico y costumbre me despierto a las ocho y pico. O ha sido el calor… o que sigo sin poder respirar. Tengo que reconocer que el gin-tónic será estupendo contra la malaria pero para la bronquitis ná de ná… Evidentemente, no me planteo dejar de fumar, ni siquiera estos días. Uno es hombre de principios. Ah! Por cierto, Comarruga la Nuit es como el desierto del Kalahari pero con paseo marítimo. Y de las holandesas ni rastro. O habían hecho planes secretos en los que no entrábamos el resto de los mortales, o se han vuelto todas a Holanda. En fin…
Con el café he tomado también la decisión trascendental del día: me voy a pegar un atracón!!! ¿Por qué? Porque a la tristeza no se le mata, pero se le puede echar a patadas un tiempo para que no toque los cojones. Y si la tristeza es un desarreglo del cuerpo y el alma, a mí una de las cosas que más me arreglan el cuerpo y el alma es comer bueno y abundante. (Existen otras actividades, claro, pero requieren de dos o más participantes para ser realmente efectivas!)
El menú es imprescindible que sea delicioso, y también sencillo y fresco de cocinar y comer, por el calor. Aunque en eso siempre hay gustos…recuerdo cuando era pequeño…y a una tía mía…imaginaos la escena. Agosto, sur de Extremadura, 40 grados a la sombra. Y esa bendita mujer que nos planta para comer…un cocido completo!!! Yo, por aquel entonces, empecé a creer que mi familia era rica y nos quería asesinar a todos para cobrar la herencia. Hoy sencillamente pienso que está loca.
Aún no las nueve y allá voy camino del súper y la pescadería. Es un paseo, (bueno en realidad cae a tomar por culo!), pero aún es temprano y se soporta el calor. En la pescadería encuentro unos mejillones de roca con muy buena pinta, pero no me decido… ¿y si los que estuve visitando ayer?... uno se puede comer impunemente a un desconocido, pero a un amigo…
El menú consistirá en un gazpacho bien fresquito, (que nunca falte), una docena larga de langostinos que coceré y luego dejaré enfriar en la nevera, y una bandeja de spaghetti a le vongole (almejas), capaz de alimentar a toda una familia siciliana. Para regarlo, una botella de blanco de Rueda, que es un vino sencillo, desenfadado, sabroso y alegre como el menú.
El resto es simple y placentero. Se trata de tener una cervecita siempre a mano, y mientras Paolo Conte le canta a Génova, (la banda sonora adecuada al menú), los langostinos se van cociendo, (esa agua, impregnada de efluvios, servirá para hervir la pasta), y van tomando su color rosadito guiri. Mientras, tú vas picando ajo y perejil y vas conversando con las almejas…
Digresión. Yo es que le hablo a los bichos que me como. Esa costumbre parte de la creencia universal de que el alma de las cosas que te comas entrará a formar parte de tu propia alma. Es el mismo pensamiento que empuja a los católicos a celebrar la comunión, (comerse simbólicamente el cuerpo y la sangre de Cristo); y es el mismo pensamiento que, llevado al extremo, desemboca en el canibalismo y el jibarismo, ( que es cortarle la cabeza a alguien, reducirla y hacerse un llavero!). Yo me conformo con hablarle a los bichos que me como. Bueno, en realidad sólo le hablo al pescado. Nunca he cocinado un buey entero. Y yo con trozos de bicho no hablo, no merece la pena. Nunca sabrás si ese trozo es de la parte del alma o de la parte del culo…
Preparar bien el momento culmen es imprescindible. Hay que hacer callar a Paolo Conte y desconectar todo. Ni radio, ni tele, ni teléfono, ni ordenador, ni por supuesto lavadora. Silencio. Y en absoluto silencio, solos frente a frente tú y la comida, empieza el festival. Comer. Tranquilamente, saboreando, sin pausa y sin prisa. Comer, comer, comer. Y cuando ya no puedes más, seguir comiendo. Tan sólo concentrado en degustar. Con los cinco sentidos, (o los que haya!) puestos en el paladar. Todo tú convertido en un inmenso paladar.
Después, con el café y el cigarro, la siesta va inundando la totalidad del cerebro. Antes de caer irremisiblemente, entreveo a mi tristeza retirándose a sus cuarteles de invierno. Se marcha con los ojos achinados y murmurando por lo bajini: “ya te pillaré cabrón”…
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IMPRESIONES DE VERANO II
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Posted:Mar 21, 2010 11:52 am
Last Updated:May 7, 2017 3:57 pm
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Lo mejor que se puede hacer por la tarde en una playa que no es gran cosa es darse un buen baño. Y hacer el muerto largo rato. Y después tumbarse boca abajo en la toalla, cerrar los ojos y dejarse dominar por la pereza. (El verano se ha hecho para la indolencia, la ineficacia y los divorcios). Y, por supuesto, escuchar el mar.
El mar se oye a través de los oídos y a través de la arena. Su fuerza se transmite a través de la arena y te acuna suavemente. A mí me reconforta. De repente una ola rompe con más fuerza y te llena el olfato y el paladar de un perfume de algas y sal. Inconfundible. Abres los ojos y la realidad se llena de una miríada de diminutos puntos blancos y negros. Pero en realidad la realidad no importa. Los pensamientos, igual de indolentes que el cuerpo, vagan. Van de la gaviota que rompe el cielo a los que juegan a voleibol, al fondo. El agua se va secando sobre la piel y deja una débil película de sal casi transparente. No llegas a dormirte, pero sueñas por segundos.
Pasa un tipo clavado a Hemingway antes de que se pegara un tiro. Qué ironía. Uno se imagina a Hemingway en Cuba, Florida, Wisconsin, Zanzíbar, o si me apuras en Pamplona o la Costa Brava, pero no en la playa del Francàs. Tendría una cierta gracia cruel que en el fondo fuera Hemingway reencarnado en un tipo que es clavado a él mismo, y que ha acabado solo en la playa del Francàs. Sería como para pegarse otro tiro.
La luz va cambiando y la playa se vacía poco a poco.
Unos niños intentan que su padre les enseñe a rebotar piedras sobre el agua. Pero el padre es un inútil, un mal padre, (o ambas cosas!), y sólo consigue que su piedra haga dos míseros saltos. ¿Cuándo aprendí yo? ¿Fue en la playa del Prat? (Sí, yo me bañaba en el Prat, no sé como sigo vivo!) ¿Fue en el pantano del pueblo? ¿Por qué uno se olvida de esas cosas tan importantes?
Hemingway vuelve y se me queda mirando. Yo no sé porqué hay hombres que cuando ven a otro hombre solo en la Playa piensan que no desea estar solo. Paso de él. No sea que de verdad sea Hemingway, que se me hace muy cargante. Mejor volver a hacerse el muerto.
Ahora el sol casi se ha puesto. La mayoría de la gente ha abandonado esta playa que no es gran cosa y se pierden el espectáculo. Porque ahora el mar se va llenando de un color plateado, como de un lapislázuli brillante. Está calmo. La línea del horizonte se transforma en una ancha franja de color violeta. Y entonces esta playa que no es gran cosa, se convierte en una playa verdaderamente hermosa.
Reflexión para la noche. El gin-tónic lo inventaron los ingleses que vivían en el trópico como medicina. Como la tónica lleva quinina la bebían para prevenir enfermedades infecciosas, pero como la tónica sabe mal la cortaron con ginebra y limón. Et voilà, el gin-tónic. Yo sigo enfermo, (tengo mocos y dolor de garganta y bronquios) ergo lo mejor que puedo hacer es irme de gin-tónics. (Ojala que las holandesas del camping de más arriba hayan llegado a la misma conclusión!) Así que me vestiré de elegante aventura y me iré a exprimir Comarruga la Nuit. Ya os contaré…
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IMPRESIONES DE VERANO
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Posted:Mar 21, 2010 11:44 am
Last Updated:May 8, 2024 8:18 pm
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No es mi t�nica...pero quiz� la primavera anuncia una cierta alegr�a en el ambiente...Os dejo una s�rie de textos, reflexiones un tanto esperp�nticas escritas este agosto...Los relatos picantes, ay, tendr�n que esperar...
Amanezco resfriado y con mocos�m�s bien mi vieja bronquitis. �Tiene cojones la cosa! Tres d�as en la playa y me resfr�o�si es que a perro flaco� A�n as� me pongo el ba�ador y arreando�
Playa del Franc�s, entre Comarruga y Roda, once y pico de la ma�ana. A m� me gustan las calas rec�nditas y nudistas. �sta es todo lo contrario. Y como playa, la verdad, no es gran cosa. Pero es genial para hacer antropolog�a de estar por casa. Un ba�o. El agua est� estupenda, tranquila, limpia, fresquita. Un largo paseo. Poner un pie detr�s del otro de manera mec�nica, mirar el horizonte, (el sol se fragmenta en miles de destellos plateados sobre el azul del mar) y canturrear (mal!) algo de jazz.
Aqu� la mayor�a de los ba�istas jubilados y familias, (tambi�n jubilados con familias, claro). Se bajan a la playa con todo: ni�os, sombrilla, hamaca, nevera, 20 cremas de diferentes factores, peri�dico, la trilog�a entera de Millenium (por si acaso), cubopalarastrillo, pelota, tabla de corcho, palas� No veo a ning�n grupo de jubilados mont�ndose un bingo pero no pierdo la esperanza, (en la playa de la Caleta de C�diz lo he visto!) Los abuelos se entienden perfectamente con los nietos. Pasean juntos de la mano y parecen una tribu de gorilas felices: las piernas cortas y delgadas, la espalda algo encorvada y una panza prominente. Muchos ni�os y ni�as jugando a chapotear y a saltar olas. Como siempre. �Qu� sencillo y estupendo es encontrar placer simplemente saltando olas! Las ni�as parecen m�s listas y vivas que los chavales. De vez en cuando una mam� joven y guapa que inevitablemente hace que sienta ganas de que me adopte. Algunos adolescentes agobiados por tener a los padres tan cerca, se recolocan constantemente el ba�ador, mir�ndose en un espejo imaginario�
Otro ba�o y a la toalla. El sol funde mis pensamientos como si fueran mantequilla en una tostada. A pesar de estar llena es una playa tranquila, no hay gritos, ni radios, ni motos acu�ticas, ni chinas masaje, ni negritos que te despiertan para venderte un reloj. No me quedo mucho rato, a m� me agobian las horas centrales de sol. Es el momento perfecto para una clara en mi terraza antes de comer. Esta tarde bajar� al rompeolas con el tubo y los pies de pato, a ver si descubro d�nde tienen el alma los mejillones de roca.
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LA PROPUESTA (a la manera de Ezra Pound)
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Posted:Aug 8, 2009 9:10 pm
Last Updated:May 7, 2017 2:54 pm
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Amiga, ven, y dilapidemos
mi escasa fortuna en una fulgurante
orgía de despropósitos.
La vida es demasiado estúpida
para tomarla en serio. ¡Ven!
¡Ven, Amiga, y dulcemente reclinados
en claro desdén, buscaremos,
entre las cenizas del imperio,
el tacto de la seda, el rutilante
fragor del champagne, el gesto
pagano e imberbe del poeta!
Ven, Amiga, con tu mejor disfraz
y sandalias de vaporoso descaro.
Yo, seguiré tu estela atormentando
burgueses y olvidados pianos.
Eres tan joven y plena,
-un tallo de jengibre fresco
en un jardín japonés-.
Ya tendrás tiempo y olvido
para buscar un sereno noviazgo.
Amiga, ven, pues tu mirada refleja
la exacta geometría del deseo,
y guardaremos silencio antes del silencio.
Ven, Amiga, brillemos por un instante
en la eternidad del misterio.
Antes que el tiempo y la pobreza
destrocen para siempre las alas de mi ingenio.
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EL HIELO. I
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Posted:Aug 4, 2009 6:59 pm
Last Updated:May 13, 2014 9:21 am
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L. camina por la ciudad calurosa, mirando directamente a los ojos de las personas que se cruzan con ella. las últimas horas de luz de la tarde de un día sofocante, no llega la brisa del mar y la avenida está únicamente transitadaza por los últimos extranjeros de la temporada, que buscan, cámara al cuello, desafiando al calor, los monumentos y escaparates de esa ciudad prometida en la agencia de viajes de algún país menos cálido que este. L. se sienta en un banco cuajado de la sombra de los plátanos, y una gota de sudor casi cristalina, le corre cuello abajo hasta perderse por el escote del vestido, junto al seno izquierdo. Se mira los pies, las sandalias abiertas de ligero tacón, y los dedos largos y morenos que M. mordió y besó con fruición la otra noche, encima de la mesa, sobre los restos de la cena… La boca del hombre recorriendo la planta de sus pies, mordiéndole el tobillo, sus manos perdiéndose piernas arriba, hacia el interior de los muslos, hacia el centro de esa flor que lo esperaba palpitando y mojada, lentamente abriéndose desde dentro, la marea de su interior mojando la fina tela de las bragas y el hombre chupando, lamiendo, tragándose uno por uno sus dedos, torturándola de placer y deseo con su lengua y sus manos…
L. se enciende un cigarrillo y cruza las piernas, apretando fuertemente los muslos, ya que el recuerdo de la noche la ha excitado. Traga el humo ávidamente, deseando calmarse, llenando los pulmones profundamente de tabaco, respirando hondo, y pasea la mirada por los transeúntes; sus cuerpos, sus vestidos, buscando en ellos no sabe qué, furiosamente fuera de sí misma desde hace horas, como una leona despertándose de un letargo de siglos. Vuelve a sus pies, y vuelve al recuerdo de sus pies sobre el pantalón del hombre, aferrando con sus plantas el bulto que se dibuja bajo el pantalón, notándolo crecer, alzarse como un marfil duro e hiriente, como una promesa, como una bandera. Se ve a sí misma alzarse de la mesa, transida de sudor, y abrazarse violentamente al cuerpo del hombre, besarlo con desesperación, mordiéndole la lengua, tragando la saliva que al mismo tiempo que calma la sed, desencadena nuevas oleadas de saliva en su otra boca, empapada ya, licuándose sin haber sido tocada aún… Recuerda dejarse caer, sus pechos contra el vertical mármol del hombre, y sus manos bajando la cremallera, buscando entre los pliegues de ropa, y su boca llenándose de sexo, de esa roca dura y sin embargo caliente, su lengua recorrer toda la longitud de la polla, para volver otra vez al capullo, tragándose la carne del hombre, como tragándose todo él, sus dos bocas salivando de delirio y sus manos aferradas a los huevos… Un suspiro. Una voz que lentamente le dice: con los pies, mastúrbame con los pies…
L. se nota mojada, sus pezones duros bajo la tela de vestido y una punzada de escozor en el pubis recién depilado, que rabia ahora por la excitación y el sudor. Se levanta y camina hacia una cafetería. Pide un refresco en un vaso largo con mucho hielo, sobretodo mucho hielo, y detiene la mano del camarero cuando va a servir la bebida. Ya me serviré yo, gracias. L. mete la mano en el tubo del vaso y extrae de él un cubito enorme. Se lo mete en la boca, se levanta y va hacia los servicios. Se encierra dentro. Baja los tirantes de su vestido dejando libres sus pechos y se pasa el cubito por ellos, delante del espejo. El frío hace endurecerse más aún sus pezones, morenos y pequeños, que ahora ella toca y aprieta, pellizca, mordiéndose los labios. Todo su torso está ya mojado y el hielo se está deshaciendo con rapidez al contacto de su carne. Se quita las bragas, alza una pierna y la apoya encima del retrete, se levanta la falda y lleva el cubito a su vagina, primero por fuera, paseando el frío por los contornos de su sexo, calmando el escozor de la piel recién afeitada por primera vez. Mira en el espejo el aspecto de su coño. Un triángulo de vello apenas sobre el monte de Venus, y todo lo demás afeitado, la obertura de su sexo más impúdica que nunca, más evidente que nunca, la piel alrededor de los labios enrojecida, por primera vez depilada, suave y blanca, sexo de niña; La piel del interior de su túnel como siempre rosada y carnosa, pero más hambrienta, más mojada que nunca… L. se abre el sexo y pasa ahora el hielo por los lugares más secretos, más recónditos, el clítoris se violenta al contacto del cubito y L. emite un gemido de dolor y de placer. Se introduce dos dedos en su canal secreto mientras con la otra lleva el frío hacia su ano. El esfínter se cierra, se contrae, la vagina secretamente se traga los dos dedos que la están penetrando. L. se está desbordando poco a poco, está viniendo desde muy lejos un grito a su garganta y un torbellino a su vientre. En ese momento golpean la puerta. Asustada, paralizada, apenas volviendo en sí consigue articular: ¡un momento por favor! Y rápidamente se compone. Se coloca de nuevo el vestido, se mete el cubito de hielo en la boca, las minúsculas bragas en el bolso y sale del baño, aterrizando de nuevo en la cafetería desde otro planeta, sintiendo resbalar por sus muslos un río de agua y fluidos y degustando en su paladar el sabor salobre de su propio sexo.
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ENSAYO PARA UNA DESPEDIDA
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Posted:Nov 4, 2007 4:55 am
Last Updated:May 7, 2017 2:59 pm
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Para mí siempre fuiste transparente.
Me gustaba, y te gustaba, jugar a describir
aquello para lo que quizá tu misma
no hallabas palabras. O simplemente las callabas.
Tu mirada se retiraba entonces, con una mezcla
de pudor y asombro, y todo el amor
brillaba en tus pupilas, alegre y profundo.
O aquellas madrugadas que parecían volar
de nuestras manos, como si el tiempo
y la vida fueran leves, y posible y eterna
la coincidencia de nuestra plenitud.
La vida tiene demasiadas aristas, claro,
y casi siempre desgarran. De un zarpazo.
Sigues siendo transparente. Sólo que ahora
no deseo jugar a adivinar el juicio
y el miedo, también profundos,
de tus silencios, de tu mirada demasiadas
veces ausente, de mi insistente intuición
como un fogonazo, o un déjà vu,
que avisa que llueve, que ya está lloviendo
sobre caminos demasiado mojados.
Cualquier pasión, parece inevitable,
o se quema dejando un sabor
a nada en el cielo del paladar,
unos rescoldos de cenizas que el tiempo
se encargará de dispersar; o entonces,
quema en el fondo del pecho como un alcohol
fortísimo, como la asunción del desamparo.
Podrás vivir sin mí. Ya lo estás haciendo.
Podré vivir sin ti. Este dolor que parece
absoluto parecerá un engaño algún día,
que ni siquiera tiene porque ser muy lejano.
Pero nunca seremos los mismos.
Cada derrota, cada intento fracasado de abrazar
lo inasible, cada retirada, cada oportunidad
perdida, cada desamor, nos hará más solos,
nos empujará más todavía al centro de piedra
de uno mismo, de ese egoísmo autómata.
Dónde quizá creamos ser invulnerables.
Pero un día, estoy seguro, quizá una tarde
de las pocas que haya radiantes,
cuando deseemos saborear la amplitud
de sentir la belleza como un milagro,
obtendremos tan sólo la certeza
de que no hay nada en este mundo
capaz de conmovernos. Y sabremos,
con seguridad, que todo el amor que no usamos,
que no nos atrevimos a usar,
nos protegerá del infortunio para siempre,
en una sonrisa que intentará ser dulce,
comprensiva, tranquila, equilibrada
en su madurez, tan cercana a la muerte.
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TU RECUERDO COMO UN DENSO LODO (1 parte)
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Posted:Sep 25, 2007 12:23 pm
Last Updated:May 7, 2017 3:02 pm
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Caminaba las calles como un autómata, con la mirada perdida y ausente.Como si la ciudad en fiestas y el otoño recién inaugurado fueran un torpe decorado. Una mediocre postal grisácea de otros tiempos. Caminaba las calles hablando solo. En realidad, hablando con ella. Destilando en mi pensamiento, gota a gota, el rencor que me envenenaba las entrañas. El rencor, y el deseo de verla aparecer, de pronto, en una imposible coincidéncia, en cualquier rincón; verla aparecer con la sonrisa cautivadora del primer día, con la dulzura con que algunas noches me susurró al oído maravillas y obscenidades. El rencor y el deseo más absolutos. Patético.
Entré en un bar. mi refugio. Nunca había estado antes. Nunca estaría después. Me senté en una de las apretadas mesas, y saqué los artilugios del disimulo. Libro, papel y bolígrafo, con los que ocultar que estaba allí sin nigún objetivo. O tan sólo con el exaperante deseo de esconderme. El primer sorbo de cerveza me reconcilió en parte conmigo mismo. Y relajó algo mi tensión. Agarrarse a los pequeños placeres como un náufrago a su tabla, para no hundirse en el barro de la compasión, el rencor, el deseo, la nostálgia. Para no olvidar nunca, bajo ninguna circunstáncia, que la vida castiga y compensa a los audaces con los placeres de la libertad y la soledad. Y que esos placeres piden ser vividos.
Al levantar la vista la hallé. Maravillosamente desconocida. Estranjera sin duda. Francesa, fantaseé. Leía una novela mientras se acariciaba descuidadamente los cabellos. Tejanos perfectamente gastados en las zonas dónde deben estar gastados. Camiseta blanca. Sandalias planas de dedo, que se balanceaban indolentes al ritmo indolente que imprimían sus pies, siguiendo el ritmo de la música. Boca de gata. Bellísima. Encantadora. ¿Audaz? Decidí probar, y mirarla insisténtemente desde la distancia. La nariz perfecta. Un cuello largo y fino que daba ganas de morder. ¿Cómo sería su mirada? No tardará en girarse, pensé, nadie es capaz de aguantar demasiado cuando te miran así.
Cuando al fin me miró, encontro mi mirada de lobo asomándose al fondo de su mirada. Mi media sonrisa dibujada. Mi insistencia. Ella aguantó unos instantes y algo animal brilló en sus ojos claros. ¿Verdes, grises? Después apartó la cabeza y la volvió hacia el libro. Sonrió y se ruborizó ligeramente. Y la sangre volvió a circular por mis venas y mi vientre. Un cosquilleo en el centro del pecho. Un ligero tirón en el sexo. Y entonces la odié y me odié al mismo tiempo. ¿Momentos antes me sentía morir por el recuerdo y la auséncia y ahora era capaz de dirigir mi deseo hacia cualquier desconocida? ¿Pero qué culpa teníamos ella y yo?
¿Podía ser la vida tan absurda como ése pobre círculo vicioso? Seguramente la mía lo era. Y entonces sería tan absurdo como el que más.
Decidí jugar a doble o nada. Me deleité contemplando sus pechos, su escote, la curbatura imposible de sus nalgas. Su boca ligeramente entreabierta. Y su concentración en la lectura me pareció, por unos intantes, la cosa más hermosa que se podía contemplar sobre la faz de la tierra. La incomodé. Tanto, que sus pezones se dibujaron bajo la camiseta con una sensación de triumfo, de esplendor. Me volvió a mirar. Y yo compuse mi gesto de niño travieso. Soy así. La desarmé y no tuvo más remedio que sonreír. Se levantó y se dirigió hacia mí. Sin parar de mirarnos. Cuando paso por mi lado sus ojos verdes brillaron, mientras su boca intentaba reprobar mi conducta sin conseguirlo.
Se perdió tras la puerta de los baños. Sonreí, pletórico, en secreto. Cerré los ojos y fantaseé...
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LOS VESTIDOS DEL TRISTE
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Posted:Mar 25, 2007 8:26 pm
Last Updated:May 7, 2017 3:08 pm
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Tu voz al teléfono, como un oráculo.
Todos los espejos empañados por el alcohol.
Oh dioses!, en el paso de las nubes,
en el vuelo de las aves,
busco alguna señal de tu Gracia.
Quisiera ser un bello pañuelo
de seda salvaje, sobre tu piel desnuda.
Pero tu voz al teléfono, como un ocaso,
y mi niñez acurrucada en un rincón.
Tu voz al teléfono, como un silencio.
Cabalgo sobre la turbia luz de mi estancia
frágil como un poema, con mi esperanza
cargada de un delicado beso de papel.
Te ofrezco la caricia de mi voz en tu melena.
Tu voz al teléfono, como una ofrenda,
bellísima luna llena
suspendida en el mar.
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ALAMUT
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Posted:Feb 26, 2007 5:07 pm
Last Updated:Dec 22, 2011 3:03 pm
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Preguntas si nuestras carícias
puras.
Te reclinas
y te abandonas a la noche antigua.
Tiemblo.
El aire está cantando con secretas voces:
la sangre siempre cumple su función,
la vida se perpetúa en cada piedra,
un cuerpo no es más que mareas y amor.
2
El silencio
es una espesa niebla que nos protege,
cuando equivocarse en los sueños
es caer en el laberinto de palabras.
Colmadas la voz y el ánsia,
deseo morir
en el frescor de tus labios,
ventanas abiertas a la madrugada.
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